viernes, 27 de septiembre de 2013

UNA HOSTIA LIMPIA.

 Así es como fuese puede decir mas alto pero no más claro. Crecí en un instante, sin quererlo, sin que fuese decisión mía, sin que fuese nada relacionado conmigo.
Un momento en el que el silencio lo dice todo, en el que no hay palabras que describan nada de lo que sientes, en el que ni la empatía ni el amor pueden hacer nada.
Ves a la otra persona como ya no es la misma, ni en los gestos ni en el habla ni en una mirada, desgraciadamente tiene un halo de madurez alrededor, un halo que no se merece.
Es tal la impotencia que incluso deseas no estar ahí...solo por recordarle como era, con esa vitalidad y con esa energía...saldría corriendo, pero puede más cualquier deseo de hacer lo que sea, aunque no pueda ser nada.
Y llegas a casa y te lo planteas. El montón de gilipolleces por las que nos preocupamos a lo largo del día...no valen nada, son una puta mierda comparado con lo que puede suceder en un minuto (o en unos meses).
Y diréis lo que queráis y seguiréis con vuestras mierdas. "La vida es muy puta"...pero mucho más puta es la muerte.

martes, 23 de abril de 2013

Cuando los juegos de niños se acaban.

Carpe Diem, la voz de Lou Reed sonando desde los auriculares, Lady Madrid de fondo viendo una puesta de sol en lo más alto de un parque...ideal, casi sacado de un libro del mismísimo Goethe.
Pero no , la realidad es otra, de vez en cuando, el Carpe Diem se acaba, Lou Reed pasa a la historia y Lady Madrid se muda de ciudad. Hay que poner los pies en la tierra. 
Porque está genial vivir el presente, está genial disfrutar cada momento como si fuera el último, pero eso no vale nada si no te va a quedar un futuro en el que puedas hacer lo mismo.
Cuando todo se acaba es necesario tener una garantía de que las cosas van a ir bien, y eso no se consigue de otra forma que perdiéndote algunas puestas de sol, porque todo trabajo tiene su recompensa.

sábado, 26 de enero de 2013

Un día pasa.

Como entre la espada y la pared, miras hacia la nada a través de ese cristal empañado por el frió, como todas las mañanas, esperando la rutina que te engullirá, como todos los días, ya no esperas que pase nada diferente, tienes demasiado asumido que eso esta reducido a una serie de privilegiados, el universo debe de tener algún problema contigo...
Y sin darte cuenta estás metida en la cama escuchando la lluvia golpear estrepitosamente la persiana...eso debería calmarte...e intentas recordar vagamente lo que has hecho durante el día, qué es lo que te ha llevado hasta donde estás, que ironía, está claro, lo mismo de siempre...
Debussy suena de fondo, pero no te relaja, te aturde, te aísla, dejas de pensar, al fin y al cabo, no hay nada por lo que hacerlo, todo se reduce a lo mismo. No llegas a conciliar el sueño, duermes, sí, pero falta algo, y tu subconsciente lo sabe, la música cambia, Rivers flow in you, inconscientemente te centras en ella, se mezcla en tu sueño caótico y te relaja...separa en seco, un sonido estridente te taladra....y volvemos a empezar...

jueves, 3 de enero de 2013

Todo se reduce a casualidades.

¿Dejarías pasar ese pequeño instante en el que, entre un cielo negro por la tormenta, un rayo de sol escapa e incide sobre la fachada dorada de el edificio más bonito que hayas visto?
 Es ese pequeño instante en el que todo coincide para dar algo precioso e inigualable, al fin y al cabo, no va a volver a repetirse, y si se repite, te aseguro que no vas a estar ahí para verlo.
 Pararías lo que estás haciendo y tomarías una fotografía.
Exactamente igual pasa en ese momento en el que dos personas saben con total claridad que no quieren ( y no digo pueden, digo quieren) vivir la una sin la otra, que se pasan los días hablando solo por miedo a olvidar la voz del otro.
¿Por qué desperdiciar ese momento en el que, entre millones de personas, todo ha coincidido entre dos de ellas?
 Sería como no parar lo que estás haciendo y tomar la foto, o mucho peor, tomarla para más tarde romperla.